La colonialidad y el colonialismo como procesos constitutivos del proyecto moderno.

Juan Diego Cantor
3 min readMar 7, 2021

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El siguiente comentario explicará por qué tanto el colonialismo como la colonialidad, son elementos constitutivos del proyecto ilustrado y moderno construido en la Europa occidental y no su consecuencia.

Para comenzar, se propone considerar la distinción entre colonialismo y colonialidad como dos procesos diferenciados pero no mutuamente excluyentes, en tanto que la colonialidad (según el análisis propuesto por la teoría de la colonialidad) produce unas prácticas de sí, unas subjetividades dentro del sujeto colonial; y el colonialismo, sí se enfocaría primordialmente desde una lente clásica de anexión y control territorial y poblacional.

Esto es relevante ya que, según Castro (2005), Marx nunca tuvo en cuenta la colonialidad como una dimensión que también se produce en el seno del proyecto colonial, en su lente, el colonialismo (y por lo tanto, la colonialidad) fueron productos y/o consecuencias de las Revoluciones Burguesas y el proyecto moderno que las sustentó, más no elementos constitutivos de este discurso.

En ese orden es esencial considerar los efectos de las subjetividades y prácticas de sí producidas a través de la colonialidad, así como de las prácticas de anexión y control territorial y poblacional aunadas al colonialismo; no como fenómenos consecuentes, sino como elementos que se produjeron en el seno del proyecto moderno europeo ilustrado.

Esto es así ya que, por un lado, la base teórica construida a través del discurso científico que motivó el paso del teocentrismo al antropocentrismo europeo, permitió a las grandes potencias coloniales europeas erigirse como el centro del mundo y distanciarse de la herencia civilizatoria de Asia (Said) y en consecuencia, asumir Occidente y el Nuevo Mundo -América- como apéndice legítimo de ser controlado (Mignolo); y por otro lado, legitimar su proyecto colonial a través de las prácticas científicas racionales de las nacientes disciplinas humanistas, las cuales forjaron el discurso “civilizador” europeo frente al resto de un mundo periférico que se consideró “pre-moderno”, “bárbaro”, “mágico” y claramente “irracional”, en esencia, se hace referencia tanto el “nuevo mundo” como África y Ásia.

En contraste con este argumento, Castro (2005) retoma a Mignolo (2000) para pensar como el proyecto moderno, si bien se erigió desde la naciente racionalidad científica, también produjo una practica colonial basada en el “discurso de la limpieza de sangre”; que fundamentó una matriz clasificatoria poblacional y territorial, a raíz de la aún fuerte cultura cristiana europea, que ejerció su poder geocultural (Mignolo/Wallerstein) en detrimento de otros saberes, conocimientos y creencias; cuestión que fundamentó la liquidación de conocimientos ancestrales durante todo el proceso de conquista y colonia sobre la población indígena que habitaba en territorios del “nuevo mundo”; lo anterior, en esencia, pone en evidencia como el colonialismo está dentro del proyecto moderno en sí.

En complemento, el detrimento de estos saberes tuvo un fuerte proceso de subjetivación que Quijano consideró -según Castro (2005)- buscaba no solo asumir la subordinación de las poblaciones colonizadas, sino así mismo, su transformación ética, política y moral, lo que incluye, en esencia “transformar su alma”; es decir, que comprendieran el mundo desde los saberes legítimos europeos y cristianos, blancos y civilizados, rompiendo así con cualquier cosmovisión “pre-moderna”. De esta manera, podemos afirmar que el proyecto moderno sustentó su actuar con base en la colonización y el colonialismo, estos últimos no como consecuentes sino como constitutivos de un proyecto moderno que se asumió como el único legítimo de circular por el mundo.

Ahora bien, este proyecto colonial y moderno ¿permanece aún hoy en día?. El debate continúa abierto, ya que el eurocentrismo, la modernidad y tanto el colonialismo como la colonialidad aún hacen mella en proyectos neocoloniales e inclusive, imperialistas: offshore companies, empresas transnacionales, oligopolios… los ejemplos pululan. Ante esta mirada, Castro (2005) analiza la propuesta de Hard y Negri en Imperio, en donde supuestamente el imperialismo se ejerce desde otras dinámicas basadas más en el control y distribución de la información, no tanto a nivel territorial y empresarial. Según esta propuesta, entonces, sería válido reflexionar en torno a la siguiente pregunta: ¿De qué manera se manifiesta la búsqueda de colonias posterritoriales en el seno de prácticas de “sostenibilidad” y “sustentabilidad” en la actualidad?

Referencias.

· Castro, S. (2005). La Poscolonialidad explicada a los niños. Bogotá: Instituto Pensar/Universidad del Cauca.

· Walter, M. (2000). La Colonialidad a lo largo y a lo ancho: el hemisferio occidental en el horizonte colonial de la modernidad. Buenos Aires: Clacso.

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Juan Diego Cantor
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Licenciado en Ciencias Sociales | UPN. Magíster en Estudios Políticos e internacionales | UR. Difundiendo algunos ejercicios de clase. cantore17@gmail.com

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